A dos días de un nuevo aniversario de la recuperación democrática y de un nuevo traspaso presidencial en Argentina, se presentó la edición 2019 de la Revista Posta del Taller de Producción Gráfica – Redacción de la Licenciatura en Comunicación Social | La edición está dedicada, precisamente, a la Democracia | Compartimos una crónica de la presentación producida por estudiantes
Damas y caballeros: ¡Posta!
Se aproximaban las seis de la tarde del viernes cuando la peatonal y sus alrededores asistieron a la aparición de jóvenes que caminaban apurados, algunos junto a sus familias, hacia el Museo Provincial de Bellas Artes Dr. Pedro E. Martínez. Se los vio entrar en el antiguo edificio rosado. Algunos vieron su carrera interrumpida cuando su atención fue capturada por el 56° Salón Anual de Artistas Entrerrianos. Otros llegaron al patio sin contratiempos. Allí se encontraban dispuestos un proyector y tres solitarios micrófonos. Sobre la galería colgaba una enorme tela con pinceladas de colores y grandes letras blancas que rezaba “Posta 2019”.
Se trataba de las instalaciones para la presentación del tercer número de la revista del Taller de Producción Gráfica – Redacción de la UNER. Como no podía ser de otra forma, los ejemplares saltaban a la vista por doquier. Diferentes separatas realizadas por los estudiantes parecían, mediante un juego de hilos, atrapadas como insectos en una telaraña. Los tres números de Posta colgaban de una soga como si fuesen ropa que alguien ha puesto a secar. Por último, la edición que nos citaba reposaba en gran cantidad desparramada sobre una mesa cuyo mantel negro resaltaba las manchas rojas y blancas de la portada.
A medida que se apersonaban, los asistentes se acercaban de a poco a iniciar la lectura. Pequeños círculos se formaban en torno a mates y charlas mientras Spinetta cantaba El anillo del Capitán Beto.
El inmenso palo borracho de tronco bifurcado, como un guardián de fantasía, custodiaba el patio y asombraba a
los concurrentes. La aguja debió dar una vuelta completa y el leve manto de penumbra del atardecer comenzar a desplegarse antes de que una serie de agradecimientos diera inicio formal al evento.
Este año la revista se propone reflexionar sobre la democracia desde el punto de vista joven y desde una mirada actual. Nada lo explicitaba mejor que un inmenso cartel de papel madera que cubría uno de los muros y sobre el que estaba escrita, gigante y en mayúsculas, la palabra democracia. “A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos”, asegura Borges en su cuento El sur. Algo de ello hubo en que justamente este número se presentara en el que otrora fue uno de los 11 centros clandestinos de detención y tortura de los que se tiene registro en nuestra ciudad. En ese sentido, la dirección del museo se encargó de que se leyera un texto que manifestaba las funciones que desempeñó ese edificio durante la última dictadura cívico militar eclesiástica.
Se pusieron marcadores a disposición del público y se los invitó a intervenir sobre el papel madera. Pronto se llenó de nombres, dibujos, reflexiones y demandas, entre otras cosas, por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Ese afiche, que llegó a la noche repleto de marcas, fue la mejor fotografía, si no radiografía, de la jornada. Y se trató, además, de una definición performática del modo en que los realizadores de la publicación entienden esta forma de gobierno que, según dicen en la editorial, “Es una idea que se moldea colectivamente”. La ganadora del concurso de poesía de la revista, Sofía Boeri, aventuró otras definiciones en los versos de su obra Democracia. “Es tener un oído en uno y otro en el pueblo / es mostrarle el arte al que tiene las manos vacías”, declamó al público.
Y siguiendo en el orden de los versos, el rapero Gshade, acompañado de una base y un micrófono, presentó algunas de sus canciones. Estaba terminando el último rap cuando en el fondo se escuchó el inconfundible
sonido de una lata que se abre. Luego otra. Y otra. Y otra. En segundos las cervezas habían atravesado de mano en mano todo el patio y cada uno brindaba con quienes tenía a su lado. Se habilitó otro momento para la charla y la lectura. Los asistentes ya se habían puesto al día sobre la legislación electoral, sobre la Biblioteca Vigil como sitio de memoria, sobre las elecciones en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL y sobre el panorama latinoamericano. Por eso esta vez se inclinaron más por la charla que por la lectura.
El cierre vino de la mano de la murga estilo uruguayo Sin tanta alharaca. Las pelucas estrafalarias y los ropajes coloridos de los murguistas siempre atraen la atención. Esta vez, con sus siluetas iluminadas en contrapicado recortadas sobre la oscuridad de la noche, creaban la ilusión de ser espectros danzantes. El diálogo cantado entre una madre y su hijo arrancó carcajadas del público en un número que no careció de crítica social. El llamado a la defensa de la educación pública y el pedido de justicia por Fernanda Aguirre fueron parte del repertorio. “Sin tanta alharaca quiere cantarle a la madrugada / al clamor del pueblo que pide a gritos dignidad”, recitaban acompañados de una guitarra.
Se trató de una experiencia de lectura colectiva de una producción que se piensa colectiva desde sus orígenes. Fue también una oda a la democracia apenas tres días después del aniversario de la recuperación de la misma. Fue una actividad cultural que dio la oportunidad a artistas de la música, la ilustración y la literatura. Pero consistió, sobre todo, en una jornada de encuentro para dar a conocer el resultado de un proceso de arduo trabajo y problematización de conceptos. En suma, una cita a la que valió la pena asistir.
Fotos: Estudiantes del Taller y Área de Comunicación Institucional FCEDU-UNER