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Reflexiones sobre la virtualización del aula: Las experiencias de docentes de la FCEDU

El calendario académico 2020 preveía que las clases comenzaran en la FCEDU el lunes 16 de marzo. Sin embargo, una semana antes, la Organización Mundial de la Salud declaró al brote del nuevo coronavirus como una pandemia y un día después de aquella declaración, el Ejecutivo Nacional decretó la emergencia pública en materia sanitaria. De esta manera, el mismo 16 de marzo el rector de la Universidad Nacional de Entre Ríos resolvió suspender el inicio de clases hasta el 31 de marzo. En simultáneo, la Secretaría Académica, las Coordinaciones de Carrera, EduVirtual, las Áreas de Orientación y Diagnóstico y el Programa de Tutores Pares de la FCEDU conformaron equipos de trabajo para la virtualización del primer cuatrimestre.
Algunos equipos docentes ya tenían experiencia en la virtualidad por las carreras bimodales que se desarrollan en la Facultad. Asimismo, había quienes no conocían el campus de EduVirtual o aún no conocían todas sus herramientas. En el plazo de 15 días, las áreas implicadas crearon las aulas virtuales para cada una de las materias, se matriculó a la totalidad del estudiantado inscripto y se puso en marcha un sistema de consulta y socialización de materiales para facilitar la virtualización.
Declarado el aislamiento social, preventivo y obligatorio, finalmente, el 1° de abril comenzaron las clases de manera virtual, garantizándose la cursada del primer cuatrimestre.
¿Cómo transitaron las primeras clases? ¿Cómo evalúan la experiencia en términos pedagógicos? ¿Qué consideran que significa el derecho al acceso a la universidad, en este momento? Estas fueron algunas de las preguntas que docentes de las carreras de la FCEDU respondieron, con más preguntas y con certezas en construcción.

«Por un lado me parece extraordinario el esfuerzo de todos aquellos que hacen posible la continuidad virtual de las clases en la universidad pública, es un gesto igualador y meritorio», dijo Mariano Hadad, docente de la cátedra Conocimiento de la Realidad, de 1° año de las carreras de Ciencias de la Educación y Comunicación Social. «Por otro lado –siguió–, hemos tenido que aprender a usar las herramientas virtuales, dentro de todo creo que lo estamos logrando». En este sentido, señaló que «es un primer paso a un medio que llegó para quedarse, nos sirve de aprendizaje a todos», aunque a su parecer «la virtualidad es un paliativo muy importante pero que no reemplaza las clases presenciales. Creo que eso, al menos por ahora, es imposible». Para terminar, agradeció «a todos los que están ayudando a garantizar el derecho a la educación, cada uno con su esfuerzo estamos aportando a cuidar la universidad del Estado. La Facultad de Ciencias de Educación está demostrando estar a la altura de las circunstancias».

«Intentamos mantener la propuesta epistemológica que se inscribe en el programa de cátedra, con actividades que vamos repensando, modificando o inaugurando», destacaron Silvina Baudino y Eleonora Friedrich, docentes de Métodos y Técnicas del Trabajo Intelectual, cátedra de 1° año, correspondiente también a las currículas de Ciencias de la Educación y Comunicación Social. Apuestan a «no perder el diálogo con los ingresantes, para quienes esta experiencia es su primer acercamiento a la vida universitaria y en su devenir estudiantes, y no queremos que la institución deje de estar presente en su cotidianidad en este contexto de aislamiento obligatorio».

Gustavo Risso Patrón, docente del Taller de Especialización I: Redacción expresó estar «atravesando un proceso aceleradísimo de aprendizaje e incorporación de técnicas y estrategias propias de la educación a distancia». Además, advirtió «si bien creo que hay feedback con los alumnos, nuestro mejor retorno de los estudiantes serán las producciones». María José Cáffaro, docente del mismo taller, señaló que hizo «cursos virtuales en el campus de la UNER, lo cual me permitió tener un acercamiento a dinámicas de trabajo distancia y conocer el funcionamiento de un entorno. Obviamente que estar del otro lado del mostrador es totalmente diferente. Con el correr de los encuentros y trabajos estaremos en condiciones de enriquecer aún más la evaluación de la experiencia y revisar estrategias».

«Una vez que volvamos al aula, seguiremos articulando actividades con la plataforma virtual», destacó Luis Cámara, docente del Taller de Especialización I: Imagen. Además, propuso: «Como desafío y aprovechando esta experiencia, creo que se podría pensar en ofrecer cursos de formación a distancia en el campo de la comunicación audiovisual, multimedial, transmedial y nuevos medios, estableciendo también encuentros presenciales. Creo que en la Facultad se producen todo el tiempo experiencias entre las diferentes materias, que podríamos aprovechar mejor».

Ariel Levatti, docente del Taller de Especialización II: Audio, se refirió a que «como bien observara el colega y especialista Guillermo Mastrini en una publicación difundida por redes sociales, hemos tenido que adaptar en tiempo récord al modo a distancia, propuestas educativas pensadas para la presencialidad (y en nuestro caso, además, pensada para una dinámica de taller). Pero todo eso, además, con una situación inédita de pandemia que genera desconcierto, ansiedades y angustias que nos afectan psicológicamente a todos». De este modo, «a veces nos encontramos en la situación de estar desarrollando una clase interesante, con recursos audiovisuales a la vista en el aula virtual, intercambios por chat, etc. y de repente se hace evidente la necesidad de hablar de otras cosas y dejar que fluya de parte de los alumnos una suerte de catarsis: ¿cómo nos van a evaluar? ¿cuándo podremos volver a la Facultad? ¿vamos a poder usar el estudio de grabación? ¿y podremos hacer este año radio en vivo?». Levatti, además, se refirió a algunos aprendizajes que se extenderán en la práctica presencial, como por ejemplo, subir al aula virtual las presentaciones de clases con audios guías y ejemplos: «Si un alumno no pudo asistir a clases por algún motivo, tiene el material allí. Es algo que antes no hacíamos y ahora me pregunto: ¿por qué?».

En la cátedra Antropología de Comunicación Social plantearon no desarrollar clases que requieran simultaneidad «ya que las condiciones de acceso son muy disímiles y eso significaría que haya estudiantes que no puedan estar presentes», destacó la docente Patricia Fasano. Reivindicar el derecho al acceso a la universidad, «implica más que nunca tener en cuenta las circunstancias muy diversas y particulares que tienen les estudiantes en relación a sus condiciones de vida en general y a la accesibilidad tecnológica en particular, para poder entablar comunicación con elles. Esto requiere de mucha creatividad y de una inversión de tiempo extra para encontrar los mejores recursos tanto didácticos como tecnológicos». Que la propuesta, además de adecuada a la currícula, resulte «interpeladora de sus subjetividades en estos tiempos que corren». En ese sentido, Fasano resaltó que «el contacto con la universidad tiene que significar, para les estudiantes, la posibilidad de tener un lugar donde pensar juntes y desde ciertas herramientas teóricas de las ciencias sociales este tiempo histórico sin precedentes, la experiencia objetiva y subjetiva que compartimos en relación a la pandemia de coronavirus; esto, por encima de los contenidos curriculares propios de cada cátedra».

Ana Laura Alonso, docente de la cátedra Comunicación y Conocimiento de Comunicación Social, reflexionó acerca de «que estar conectadx, no necesariamente significa estar en situación de enseñar y aprender. Además de tiempo, de pantallas, de conectividad, tiene que haber disposición para… pensar, debatir, abstraerse de ciertas urgencias, etc. Esa disposición se complica cuando el mundo se detiene y los apremios cotidianos se multiplican». Entonces, ¿qué sucede con el vínculo pedagógico en tiempos de virtualidad plena?: «Esta es la pregunta que nos interpela en cada decisión de cátedra. Y no podría no interpelarnos, porque es una cátedra que problematiza cómo las transformaciones en los sistemas y modos de comunicación afectan los modos de pensar, de construir conocimiento». Además, Alonso resaltó que aquello que irrumpe y nos interroga «se sitúa a un nivel epistemológico: cómo poner en juego un pensamiento capaz de dar cuenta de las complejidades contemporáneas, sin caer en las dicotomías simplificadoras: virtualidad sí / virtualidad no; o, peor aún, virtualidad como sinónimo de superficialidad capitalista / presencialidad como sinónimo de actividad crítica, de razón reflexiva. Si no logramos salir de esta matriz dicotómica, poco vamos a poder pensar desde el ámbito académico». Y en ese sentido, concluyó: «Sin adherir a la ingenuidad de celebrar la virtualidad plena, reconocemos que es una mediación que ha suscitado la reflexión sobre los modos de sostener la presencialidad, de ponerla en valor, antes y después de la pandemia».

El docente de Políticas de la Comunicación y vicedecano, Alejandro Ramírez, sostuvo que «desde un primer momento estuvimos de acuerdo en que no debía interrumpirse el contacto con nuestros estudiantes y mucho menos el dictado de la materia en este cuatrimestre. Y para ello nos pusimos a trabajar inmediatamente junto con la gente de Eduvirtual para proveer todos los materiales necesarios para garantizar el acceso al cursado de la materia». Si bien la virtualidad ya era un complemento para la materia, no imaginaban que se convertiría en la totalidad de la modalidad de cursado: «Bajo estas condiciones, estamos aprendiendo también (junto a nuestros estudiantes) cómo es esto de dictar una cátedra integralmente bajo esta modalidad». En síntesis, Ramírez expresó que es una «experiencia que nos enriquece a todos y nos provee de un ejercicio en este de proceso enseñanza-aprendizaje en el que observamos una excelente predisposición de los/as estudiantes, que mantuvieron su contacto durante todo el tiempo e incluso con mucha participación y consultas».

 

Desde el Taller de Producción Periodística de Comunicación Social, Aixa Boeykens, Oscar Bosetti e Ignacio González Lowy, destacaron haber «puesto en función la creatividad y fortalecido el trabajo grupal para tratar de reformular las propuestas y permitir que puedan realizarse con la utilización de los teléfonos celulares, la computadora e internet. De todos modos, esto no sustituye el trabajo en el estudio de radio, en el laboratorio y en el contacto cara a cara». Creen que «lo virtual no reemplaza a la presencialidad pero somos conscientes y valoramos que, en este contexto, podamos estar llevando adelante clases y encontrándonos a través de los recursos y herramientas que se han garantizado desde la Facultad».

Carina Cortassa, secretaria de Investigación y Posgrado y docente de Problemática de la Ciencia, destacó junto al docente Andrés Wursten que «evidentemente el derecho al acceso a la universidad se encuentra restringido, ya que lo que se ha podido asegurar es la actividad educativa, mientras que otras funciones que cumple la institución han quedado relegadas o son imposibles de realizarse en una coyuntura como la actual. No obstante, creemos que la capacidad de respuesta de la Universidad y la Facultad frente a una situación extraña fue muy rápida y eficaz para no perder el cuatrimestre». En ese sentido, señalaron que el trabajo virtual les deja trabajo pendiente y preguntas: «Las tareas tienen que ver con generar mayor contenido que pueda compartirse virtualmente. Las dudas, recaen sobre el real acceso de los estudiantes y otros sectores a los que va dirigida la Universidad, de las TICs y la capacidad de nuestra institución para dar respuesta».

«Ha habido una gran modificación de las pautas de funcionamiento no sólo en lo laboral, sino también en el orden familiar y social. De modo que no se trata de trasladar eso que hacemos normalmente en el afuera del ámbito doméstico a nuestra casa, sino que se han producido cambios significativos en la organización de la vida de cada una de nosotras y de nuestrxs estudiantes. Porque una cosa es utilizar las herramientas virtuales como complemento de la presencialidad y otra, virtualizar todo lo que desarrollamos en las clases», resaltaron, por su parte, las docentes Agustina Mai y Mónica Sforza, de las cátedras Idioma Extranjero Inglés e Idioma Extranjero Francés de Comunicación Social y Ciencias de la Educación. «La virtualidad nos exige solicitar más tareas o actividades a los/as estudiantes (el trabajo que antes se hacía en clases, ahora lo realizan en autonomía), lo cual implica muchas horas de revisión para hacer las devoluciones pertinentes, cuestión que en el aula presencial se resolvía conjuntamente, en un lapso mucho más breve», situación que lleva a pensar otras estrategias. En síntesis: «Hemos iniciado un camino de aprendizaje compartido entre docentes y estudiantes. Los desafíos son múltiples y valoramos el hecho de que nuestra Facultad cuente con el espacio de EduVirtual que constituye un gran apoyo a nuestro trabajo. Asimismo, hemos puesto en valor nuestra experiencia previa con el aula virtual y las herramientas digitales dado que teníamos ya un umbral de trabajo con lxs estudiantes desde dónde partir».

El docente Gerardo Dayub, a cargo de la cátedra Introducción a la Gestión Cultural de la Tecnicatura en Gestión Cultural, señaló que «como docentes de la educación pública vamos a garantizar siempre que la universidad y los alumnos no pierdan materias, cursos, años. Es un compromiso que yo lo tengo personalmente pero también me veo ligado institucionalmente junto a la universidad pública y junto a otros compañeros docentes. El compromiso y el esfuerzo lo estamos haciendo y no queremos ningún tipo de valoración en particular porque es nuestro compromiso y obligación. Siempre le vamos a buscar la vuelta porque somos profesores de la educación pública».

La docente Bárbara Correa y la docente y vicerrectora Gabriela Andretich, del equipo de cátedra de Prácticas Políticas y Sociales de Planeamiento de la Educación, sostuvieron, a su vez, que «la pandemia significa una sacudida para muchos docentes que se resistían a las TICS. Como en otros momentos de la historia, las crisis tienen dos caras: lo que se pierde y lo que se gana, en este momento podemos demostrar que el sistema educativo universitario (menos la UBA) puede dar respuestas y que todos los docentes podemos conocer y aprender a utilizar muchas herramientas pedagógicas que desconocíamos. Se pueden abrir puertas muy interesantes para el nivel superior».

Desde la cátedra Sociología de la Educación, la docente Susana Valentinuz se refirió a que el «derecho al acceso, se vuelve hoy (y hace tiempo también) como el derecho a la información»: es necesario «disminuir la brecha digital y poder acceder no solo al dispositivo en forma material sino a los usos y conocimientos en torno a ello». Además, reflexionó: «Creo que se están gestando nuevas maneras de vincular conocimiento mediados por dispositivos, que a la vez nos generan nuevas maneras de ser y estar en el mundo. Siento un salto de conciencia respecto de lo que la pandemia nos trae, como una gran crisis estructural del propio sistema social y de la condición humana. A cada uno de nosotros, nos ha movido estructuras, quizás pasemos sin ser conscientes de ello, o no nos detengamos a pensar y reflexionar sobre cómo era nuestra vida. Creo que cada uno a la escala que sea, ha visto revuelto su mundo, su ‘pequeño mundo’ diria Agnes Heller, y ésta es la llave para conectar con la experiencia de la humanidad. Si tomamos las crisis como desestructuración de lo dado, ésta es una gran oportunidad. Confío en que la enseñanza en la virtualidad traerá otro modo de entender el conocimiento, la transmisión, la autoridad, las relaciones entre pares, entre adultos, y ampliará nuestro universo respecto del sentido de la presencialidad. A ello estamos invitados en este aquí y ahora».

A su vez, el docente y secretario general Mauro Alcaraz, expresó como coordinador de EduVirtual: «Ha habido una gran respuesta de toda la comunidad institucional de la Facultad, donde quedó a las claras, no solamente el compromiso de los equipos docentes sino también el recorrido de la FCEDU en cuanto a prácticas mediadas e infraestructura tecnológica que nos ha permitido dar una respuesta seria y a la altura de las circunstancias. Desde el primer momento se compartió el enfoque de que no podíamos hacer lo mismo que en la presencialidad, y esto fue un consenso institucional muy valioso para definir coordenadas ante una situación tan compleja».

En un informe recientemente presentado por EduVirtual ante Consejo Directivo, a un mes de la implementación de la virtualización «se constata una gran participación del estudiantado –entre un 85 y 90% está accediendo al campus– y eso nos parece sumamente auspicioso y en sintonía con una perspectiva de derecho», sostuvo Alcaraz.

«Este proceso de virtualización tan intenso y urgente nos pone a reflexionar con mucho más compromiso y claridad sobre nuestras prácticas de enseñanza y sobre las brechas de acceso –señaló para terminar–. A la preocupación en torno a las y los estudiantes que no estaban pudiendo sostener su cursado, se le suma la preocupación genuina acerca de quienes no están pudiendo entrar al campus virtual. De modo que no hablamos solamente de la brecha tecnológica, en la cotidianidad hay muchas brechas que existen y dificultan el acceso a la universidad, como la situación laboral de la juventud, los compromisos familiares, la precarización, los problemas económicos para comprar apuntes o llegar a la facultad».

 

Seguir leyendo: Tradiciones de la educación a distancia en universidades nacionales y su vigencia para pensar los desafíos de la expansión y la inclusión por Claudia Azcárate, Mauro Alcaraz e Ignacio Aranciaga en Revista El Cardo | Universidad y nuevos escenarios por Gabriela Bergomás en Revista Riberas

 

Fecha: 6/5/2020

 

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