Es Profesora en Ciencias de la Educación por la FCEDU y Profesora en Educación Primaria | Ha tenido un vasto recorrido en nivel primario y en educación de adultos | Actualmente se desempeña como asesora pedagógica de las escuelas artísticas de UADER | Su experiencia en primera persona
Laura Dieci ingresó a la FCEDU en 1992, a la vez que al Profesorado de Educación Primaria en la Escuela Normal, cuando aún no pertenecía a la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) sino al Instituto Nacional del Profesorado. Se recibió de maestra en 1993, mientras transitaba el Profesorado y la Licenciatura en Ciencias de la Educación. «Si yo tengo que remitirme a por qué decido este espacio formativo, siempre me interesó el campo de la educación, siempre me interesó ser maestra, y veía a las Ciencias de la Educación como la posibilidad de ampliar este campo que tanto me atraía y resonaba internamente«.
Respecto de transitar las dos carreras de Ciencias de la Educación juntas, Laura advierte que fue convenciendo a su grupo de pertenencia para hacerlas. En el 98 se graduó como Profesora y le quedaron dos materias para cerrar la Licenciatura. «En realidad, el Profesorado es lo que más me interesaba en relación a la formación. La licenciatura me atraía sobre todo por la cercanía en relación a los aportes del Profesor Germán Canteros, me gustaba mucho el contexto de la docencia ahí, es donde encontraba el sentido», reconoce.
Luego de recibirse comienza a trabajar en la escuela Mosconi; «y, a la par, me convocan para trabajar en el proyecto de la escuela del Club Atlético Estudiantes (CAE). Fui docente fundadora de ese proyecto, con mucha incertidumbre. Mi aporte significativo iba a estar o debía estar en las escuelas de sectores vulnerables, pero me encontré con otras cuestiones que también me permitían a mí crecer como docente, pensar la formación de un otro, desde otras condiciones materiales».
La experiencia fue acompañada de múltiples cuestionamientos: «Tenían que ver con interpelaciones éticas, políticas, sobre las desigualdades que veía sobre todo en el turno tarde cuando me encontraba con las infancias de la escuela Esparza. Muchas de esas desigualdades las lograba subsanar a partir de formarme más en torno a la alfabetización con la enseñanza de la matemática que siempre me atraía enormemente, y además de que siempre me estuve formando por fuera de las escuelas y por fuera de la facultad, en torno a estos dos campos de conocimiento».
También, tras egresarse, realiza una adscripción con Susana Celman en la cátedra de Evaluación «y ella me ofrece trabajar con el Programa de Ingreso. Fue una tarea muy provocadora en cuanto a ver y poder visualizar de algún modo, con la cantidad de inseguridades con las que se incorpora un estudiante recién salido de la escuela secundaria en un contexto universitario y con todo lo que implica ser estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación en el contexto histórico en particular por el que estábamos transitando en ese momento».
Sobre las experiencias educativas y el derecho a la educación
«Desde un principio trabajé en instituciones de sectores vulnerables, puntualmente, comencé a trabajar en la Escuela Juan Martín de Pueyrredón, en primer grado estuve casi 8/9 años, como docente del primer ciclo. Luego, me trasladaron el cargo a la Escuela Esparza, dado que se inauguraba, y seguí en el primer ciclo. Siempre me especialicé fundamentalmente en alfabetización inicial. Siempre tuve una formación y una predilección por ampliar lo que sabía en relación a los procesos de alfabetización. En un primer momento estuvieron situados en la alfabetización inicial de niños y luego me aboqué a la alfabetización inicial en adultos, que fue otro gran desafío. En el 2012 comienzo a trabajar en una escuela de Jóvenes y Adultos que es la escuela Antequeda, en Barrio San Agustín», sintetiza Laura.
Dice que mientras relata su experiencia se da cuenta de cómo se van tergiversando los años: «a veces pienso que fue hace tan poquito todo y no, hay 25 años de estar transitando por las instituciones y de ser docente».
«Concretamente a la par que me iba formando en la FCEDU, y a su vez iba constituyendo mi experiencia como docente en las escuelas primarias, siempre me generaba mucha contradicción las escuelas que íbamos compartiendo en el espacio formativo de la Facultad. Mucha pregunta en torno a las didácticas, contextos». En ese punto, Laura profundiza: «En varias oportunidades hemos llegado a intercambiar acaloradamente con la profe María Amelia Migueles o con Victoria Baraldi en relación a que la teoría de las didácticas me dieran respuestas a la multiplicidad de problemas que encontraba dentro de mi transito como docente en las escuelas. Muchas veces quedaba con la respuesta, sobre todo de Melita, que me decía que tenía que lograr construir y cerrar esa escisión que había entre la teoría y la práctica y supongo que es una de las tareas que todavía sigo pensando y repensando en este campo».
Sobre esas prácticas y el compromiso con la alfabetización, Laura remarca: «Siempre las instituciones vulnerables me generaron la oportunidad de poder transmitir el patrimonio cultural y a su vez poder resignificar desde una posición crítica, incluso, la posibilidad de reivindicar el lugar de quienes no tienen acceso, no tienen las condiciones materiales para poder acceder a ese patrimonio cultural. Por esa razón siempre traté de mantener mi trabajo en las escuelas con altos niveles de vulnerabilidad, a pesar de que muchas veces el cuerpo no respondía, pero ante las situaciones o los momentos donde tuve que optar, opté por licenciar las escuelas privadas y seguir adelante con las instituciones públicas que era donde sentía que tenia un espacio de potencia y de posibilidad».
Otras experiencias
Entre 1999 y 2003, Laura Dieci trabajó en la Dirección de Medio Ambiente, concretamente, en la producción de materiales educativos. «Era un trabajo interesante que se hizo a los fines de acompañar la construcción de obras que se hicieron en la ciudad de Gualeguay. Se hizo un trabajo de concientización y sensibilización a los fines de preparar a las escuelas en lo que sería la construcción de la defensa del río, fue un trabajo muy potente en un momento crítico de nuestro país, con un abordaje educativo y comunicacional».
«También tuve la experiencia, años después, de formar parte de equipos de capacitación constituidos por el Consejo General de Educación (CGE) en torno a la Alfabetización Inicial, por un lado, y después a todos los dispositivos que se fueron generando en la provincia en relación a los cargos de directores, secretarios y supervisores de la educación secundaria, así es que participé como Capacitadora en estas instancias formativas».
«En 2012, luego de dudar mucho, me atreví a participar en varios concursos en la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER y gané los cuatro en los que participé –detalla Dieci–. Me incorporé entonces como JTP, como adscripta y como auxiliar de espacios que tienen que ver, por una lado, con las prácticas docentes del profesorado de Educación Primaria y por otro lado, de Didáctica de la Matemática del mismo Profesorado».
A la par que se incorporó a la Facultad de Humanidades, comenzó a trabajar en el equipo pedagógico de la Secretaría de Escuelas de esa institución: «Esta experiencia me implicó trabajar con seis escuelas muy diversas y variadas que pertenecen a la Facultad de Humanidades, la escuela Almafuerte, Alberdi, Normal, la Escuela de Artes Visuales, la de Música de Paraná y la de Música de Concepción del Uruguay. Desde el 2012 estoy acompañando pedagógicamente las tareas de diseño curricular. Trabajo en generar comisiones para la revisión curricular de los planes de estudio y llevar adelante la implementación y los procesos de transición de esos planes de estudio».
Actualmente, Laura Dieci está abocada de lleno en el acompañamiento y asesoramiento pedagógico de las escuelas artísticas de UADER. Además, ha estado trabajando como parte del Equipo Técnico de la Dirección de Educación Secundaria de la provincia de Entre Ríos, «donde tuve que imaginar y a su vez pensar este espacio pedagógico en tiempos de pandemia». «Nos implicó poner en juego muchos de los aspectos que tenían que ver con mi formación, con mi trayecto, pero a su vez poder imaginar otros recorridos posibles y otros posicionamientos en la gestión de la educación desde un organismo central como es el Consejo de Educación».
Maestras y maestros
«Acuerdo totalmente con Carina Kaplan cuando dice que la palabra del maestro, el lugar del maestro, es un horizonte de posibilidad. Realmente creo que desde mi lugar como docente he tomado la decisión de construir desde la posibilidad. Poder otorgarle un lugar a un otro, que muchas veces se encontró interpelado por la vulnerabilidad, por la no posibilidad», define. Y agrega: «Hoy puedo reconocer también que he cometido muchos errores de los que he aprendido y a los que siempre recupero».
«Siempre me vi interpelada por las grandes desigualdades que tenia que transitar, desigualdades que me exigían pensar, interrogarme, sabiendo que muchas de las estrategias que había diseñado para un grupo de niños no eran viables para otros, incluso cuando trabajaba con los adultos. Me interpeló, no el hecho de no encontrar estrategias comunes, sino cómo construir posibilidad desde la diferencias, desde situaciones que realmente eran desiguales en los sujetos que acompañé. Muchas veces las posibilidades están en manos de los docentes, cuando los docentes logramos tomar conciencia de que no estamos solamente dando una actividad, sino que estamos garantizando el derecho, un derecho que es fundamental».
En el ejercicio de reflexionar sobre su trayecto y sus prácticas, Laura Dieci vuelve a los aprendizajes de la carrera: «Pienso también en el aporte que recibí desde la Facultad en relación a espacios que no estaban incorporados a la educación sistemática, por ejemplo, en Educación No formal. Era una cátedra que ponía en tensión lo que era una escuela tradicional y nos invitaba a poder imaginar otros escenarios posibles para sujetos que habían ‘fracasado’ en ese formato escolar tradicional. Recuerdo profes como Roberto Marengo, quienes nos invitaban a pensar otras posibilidades y a seguir creyendo que había una educación que podía ocurrir en otro contexto, con otros formatos, con otros materiales, con sujetos que tenían otras necesidades».
«Hay grandes profes que nos signaron, nos significaron, nos permitieron pensar y proyectar una educación distinta –reconoce para terminar–. Puedo recuperar a maestros como Susana Celman, Germán Cantero, Caropressi, Victoria Baraldi, Gloria Tarulli, profes que una reconoce, ahora en la distancia, lo significativos que fueron en ese trayecto formativo. Problematizaron la tarea y constantemente una los puede recuperar y obviamente seguir aprendiendo. Susana Celman, por ejemplo, nos aportó esto de preguntarse y re-preguntarse si realmente lo que estamos haciendo aporta y es significativo para ese otro que nos esta esperando».
Producción general: Belén Cacik
Fecha: 29/6/21