Se desarrolló desde el miércoles 10 al viernes 12 de noviembre con modalidad virtual y presencial y consagró a la FCEDU y, en particular, a la Tecnicatura en Producción Editorial de nuestra casa como una referencia regional en torno a los estudios sobre el libro y la edición
El Coloquio Argentino de Estudios sobre el Libro y la Edición (CAELE) tuvo como sede, por primera vez, a la Facultad de Ciencias de la Educación – UNER. Durante tres días, se expusieron 90 ponencias en 13 simposios, pasando por temáticas como la circulación internacional del libro en tiempos de pandemia, las experiencias de las distribuidoras colectivas, la perspectiva de género en la edición y el impacto del feminismo en el ecosistema del libro, la región litoral en la literatura y la edición, entre otros.
Además, se presentaron libros: Cartografía de la edición mundializada. Modos de hacer y pensar el libro en el siglo XXI de Daniela Szpilbarg (Tren en movimiento, 2020), ¿Cómo se fabrica un best seller político? La trastienda de los éxitos editoriales y su capacidad de intervenir en la agenda pública de Ezequiel Saferstein (Siglo XXI Editores, 2021), Levi-Strauss en Argentina. Itinerarios de la recepción de una obra clave en la historia cultural global de Andrea Novello (Eduvim, 2021) y Empatía con el traidor. Un manifiesto de la traducción de Mark Polizzotti, con traducción de Jaime Velázquez (Eduvim y Ediciones Uniandes, 2021). Esta última presentación contó con la participación de Mark Polizzotti, Carlos Gazzera (Eduvim), Adriana Delgado (Editorial Uniandes), Daniela Bentancur (ATTI) e Ivanna Castagno (ACTTI) y fue transmitida en vivo en el canal de Eduvim.
Por su parte, entre las conferencias principales se habló de políticas públicas del libro con la participación de Tomás Granados Salinas desde México (Siglo XXI Editores), Manuel Ortuño desde España (Trama Editorial y Revista Texturas) y Alejandro Dujovne del Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro (LM_IDAES, UNSAM), con la moderación de Ivana Tosti de Ediciones UNL. Asimismo, el investigador José Luis de Diego expuso en torno a las transformaciones en la relación editor-autor.
En el panel de cierre del CAELE participaron Juan Pascual, coordinador de carrera de la Tecnicatura en Producción Editorial de la FCEDU, docente e integrante del comité organizador; y las y los investigadores Analía Gerbaudo (UNL-CONICET), Leandro de Sagastizábal, Gustavo Sorá (IDACOR, UNC-CONICET) y, desde México, Marina Garone Gravier (SIB-IIB-UNAM y RED Latinoamericana de Cultura Gráfica).
Entre las resonancias o «las notas al pie al estilo francés» que Juan Pascual propuso para el cierre del CAELE, se destacan, en consonancia con la conferencia central de José Luis de Diego, los «desafíos que se le plantean a una Tecnicatura en Producción Editorial para ubicarse en un momento histórico de borramiento del editor, dentro del proceso productivo de esas mercancías tan particulares que son los libros». En este sentido, remarcó: «Son desafíos desde el lugar de la gestión universitaria, en un carrera cuya idea es formar personas que puedan integrarse al proceso editorial, pero también son desafíos académicos y de política de producción editorial. Es decir, de política de consolidación de un campo regional» en el cual, aunque aún se sientan las ausencias de grandes referentes, «se está dando muchísimo nuevo desde las universidades, tanto desde la EDUNER como desde Ediciones UNL, las editoriales estatales, como la municipal de Rosario y ahora la de Paraná, o la editorial de la provincia de Entre Ríos. Y también a través de la edición independiente que en los últimos diez años le dio sustento y lugar de emergencia a una suerte de nuevas corrientes de escritores del litoral».
Pascual se refirió además a «la concentración material del grueso de la producción simbólica», que constituye «un problema principal desde la perspectiva de una Tecnicatura en provincia, pero implica también velamientos sobre la vida de lo que se llama ‘el interior del país’«. También señaló el trabajo sostenido del CAELE en la construcción de un campo de estudios transversal y la satisfacción de haber dado el primer paso para integrar desde la carrera «la constelación de este campo».
«Si hay algo que estos congresos han sabido impulsar y reunir es un tipo de discusión sostenida de las más robustas de los congresos de humanidades y sociales del espacio regional y, si me apuran, del internacional», sintetizó por su parte Gerbaudo. «Destaco las discusiones sobre escalas, dimensiones, recortes y formulación y reformulación de categorías. Pienso, sólo a modo de ejemplo, en la revisión y las vueltas sobre los conceptos independiente y autogestionada, para hablar de editoriales y edición, en la discusión sobre los términos posautonomía, marca y cosmopolitismo, entre otras. Pienso que estas discusiones hacen temblar nuestro lugar desde el sur como meros importadores, claro está, con límites para la instalación internacional de estos conceptos».
Leandro de Sagastizábal, en su calidad de profesor de historia, advirtió que no podía más que historizar sobre el recorrido del Coloquio. «Han pasado diez años» y «hablo de esto porque me parece que los proyectos se consolidan en el tiempo, en la continuidad, cuando hay gente que sabe poner los cimientos pero además sabe construir el edificio, y cuando además sabe transmitir para que haya otros que lo sigan construyendo». También remarcó «la calidad y el desarrollo»: «Después de años durísimos, un grupo de gente joven, como ustedes, con investigaciones permite que todavía tengamos esperanza».
También se refirió a la importancia de la carrera de Edición en la FCEDU y que sea anfitriona de un espacio como el CAELE: «Cuando nosotros hablábamos hace 30 años de la carrera de edición, una de las cosas que cuestionaba es que las Tecnicaturas estaban muy abocadas, a veces, directamente al proceso productivo de los libros y a cuestiones muy prácticas de la edición, pero que no tenían espacios de investigación».
Gustavo Sorá, por su parte, expresó: «Hay consenso sobre la consolidación de este evento que, sin duda, debe estar entre los más dinámicos eventos especializados y, en particular, entre los especializados en el libro y la edición, es el que está demostrando ser más estable y constante en toda el área iberoamericana». En este mismo sentido, reconociendo el valor de los aportes, sugirió algunas áreas de vacancia: «Hay estudios para estimular sobre las dimensiones económicas y las dimensiones jurídicas del mercado, sobre la piratería editorial, sobre la edición de libros en géneros donde hay pocos trabajos, como los libros religiosos, de corte espiritualista, libros técnico-científicos. También investigaciones sobre nuestros mercados periféricos donde –en relación a la figura del agente de la que habló de Diego–, es el editor el que encarna también las funciones del agente literario, que dinamiza un montón de funciones informales».
Marina Garone Gravier también se refirió a lo que llamó los temas en penumbra: «Hay un estado de la cuestión, los congresos CAELE reflejan lo que se está estudiando, sin embargo, me permito sugerir que tenemos que fortalecer el esfuerzo de ver lo que nos está quedando en la penumbra. Por decir un caso, no hay ponencias ni charlas sobre ediciones en lenguas indígenas o no canónicas. Es nuestra obligación ciudadana y disciplinaria, porque de lo contrario, estamos replicando una visión canónica que ninguno de nosotros queremos».
Además hizo referencia a un desbalance en el campo internacional. «Seguimos teniendo un importante problema de balanza intelectual, de impacto en la cultura de los estudios del libro y la edición a nivel internacional. Seguimos siendo los hermanos menores, no sólo los pobres. Creo que tenemos herramientas y formas creativas y sostenibles para revertir esa balanza» e indicó, en ese sentido, que el CAELE tiene el desafío de incidir de manera concreta y que está en el camino para hacerlo.
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