El jueves 22 de marzo la Facultad de Ciencias de la Educación fue el punto de encuentro para las expresiones contra el diputado Koch quien en una declaración pública en «homenaje a la mujer» agravió a las travestis y desconoció la lucha de este colectivo que transformó el campo de los derechos humanos y el imaginario democrático en Argentina.
La convocatoria fue realizada por la Secretaría de Género y Diversidad Sexual del Centro de Estudiantes de la FCEDU, las cátedras Política de la Educación, Teoría Política,Teorías de la comunicación de la FCEDU-UNER e “Historia de las Transformaciones mundiales” de la FTS-UNER; el Seminario “Historia de los feminismos en el Siglo XX” (FTS); el Proyecto de extensión: Cuerpos, géneros y sexualidades desde las miradas del cine” y Proyecto de investigación: “Cuerpos, géneros y sexualidades en la escuela” (FCEDU) y la agrupación Sexualidades Disidentes.
«El movimiento travesti enriqueció, radicalizó y capitalizó la invención de saberes para la política, para una buena vida para todes, feliz y libre, en compañía y disidencia. Protagonizaron el movimiento político que destronó cualquier autoridad que excluya la voz de lxs que sufren, de las subalternidades, un logro –además- inmediata y necesariamente epistémico.
Con ellas aprendimos cómo se actualiza en cada lucha y en cada derecho conquistado, que lo personal es político y que más allá de la historia, no hay nada. Lo personal, ese espacio de subordinación y dolor –de reproducción del poder patriarcal- se vivificó como lugar de revolución amorosa (como decía Lohana Berkins), de encuentro y hechura propia y colectiva, porque lo humano es cultura, lo que históricamente hacemos de nosotres, contra lo que nos oprime y reafirmando modos impensados de ser felices» expresaba el colectivo organizador.
Reivindicando esa lucha y esas conquistas, tomaron la palabra las travestis presentes en el encuentro y Keili González, activista y militante del colectivo TTTLGBIQ, compartió el texto con el que repudió los dichos de Koch y un texto-documento que recorre sus preocupaciones y preguntas en torno a la lucha trava-trans.
KOCH, LAS TRAVAS NO TE DEJAMOS PASAR UNA MÁS
“Decime que no es cierto, no me comentes que me hace daño”, le decía a una amiga trava y mi celular no paraba de sonar.
El diputado Daniel Antonio Koch ha vuelto al ataque, transformándose en una constante hacia la comunidad trava y trans.
Pero no son acciones espontáneas, claramente son actos premeditados y organizados, persistiendo en la injuria abriendo la herida que el muy cruel no deja sanar.
Actos nacidos de su terrible ignorancia, la precariedad intelectual y política, los pocos nutrientes legales, el desconocimiento y su crisis de representatividad.
Apela a la demagogia y sus estrategias mediáticas, debido a su vago desempeño en la labor legislativa provincial.
En la mañana de hoy nos encontramos con una agraviante nota en un portal digital. El legislador por el frente Renovador en sus expresiones denota la violencia y el odio hacia el colectivo trava y trans.
Me preocupa, me angustia, me duele, me desgasta y lastima porque me niego a natulizar.
Él apunta con sus actos violentos adaptarnos a sus modelos, las más oscuras de las reglas: “El heteropatriarcado” como lo normal.
Bajo sus concepciones, ignorancia y prejuicios somos monstruxs. Sí, monstruxs siliconadxs, lastimadxs por las huellas constantes de una vida de expulsión social.
Monstruxs que hemos sido expulsadxs de nuestros hogares a muy temprana edad y al sistema prostibulario siendo niñxs nos hemos tenido que sujetar.
Monstruxs que se encuentran paradxs al costado de una ruta, avenida o calle para juntar un sucio peso para poder comer, una escabrosa pensión pagar. Y con esa misma plata poder dormir en sábanas limpias, a la espera de que la corta vida nos decida llevar.
Monstruxs que han sido para él objeto sexual o de divertimento, concibiéndolxs como cadáveres sociales que no tienen sentimiento o integridad emocional.
Koch nos despoja de valor alguno, porque él es el reflejo de una sociedad hipócrita, basando su juego en las arcas de la moral.
Estamos en un contexto político y social en el que la violencia hacia las travas y las trans ha aumentado y de forma descomunal.
Cuando hablamos de la violencia ejercida por Koch bajo postulados biologicistas, binarios y cis sexistas, no lo podemos dejar de analizar. La complicidad y el manto protector de ese arco político, condimentos que aparte no se deben dejar.
Porque allí están lxs gobernantes y lesgiladorxs, los órganos estatales y una sociedad machista, transodiante que tolera y avala estas prácticas como si fueran del orden natural.
La vida se nos pasa amiga trava y parece a nadie importar. Nuestro promedio de vida es de 36 años, nos queda poco y a nuestras muertas no paramos de contar.
Mientras tanto pactan las fuerzas políticas para hacer carreras entre poderes para saber qué cara es la elegida y entre bombos y papelitos festejar.
Cada exabrupto machista y de odio contras las travas y las trans que estamos de pie y organizadas, no nos atravesará. Mal que le pese el filo de nuestras respuestas van a encontrar.
En sus moldes nosotras no entramos nunca más, gritemos fuerte, salgamos a luchar, porque a los machirulos como Koch no le dejamos pasar una más.
La revolución es nuestra, amiga trava te prometo no los vamos a dejar pasar.
Abrazame fuerte que el feminismo será diverso o no será.
DOCUMENTO
Las travas a muy temprana edad decidimos escapar de nuestros hogares enfrentando un mundo fragmentado, descategorizadas porque el mundo está diseñado bajo el binarismo mujer y varón, nos despojan la cualidad de persona, que solo nos hacen visible al margen de la norma.
¿Qué reglas hicimos añicos las travas y las trans?
La sociedad ha dotado de significado nuestras corporalidades a través de los órganos sexuales y como sabemos el ser varón o el ser mujer no están sujeto a nuestra condición biológica, por eso hablamos de construcciones socioculturales, que yacen en el imaginario que impone las reglas que regula nuestras identidades, nuestras acciones y nuestros cuerpos.
Sexo y género como categorías que se construyeron en sintonía a los conceptos de naturaleza y cultura, como si el sexo fuera algo de vínculo directo con la naturaleza y el género producto de la cultura. El sexo y el género son el resultado de una construcción y nuestros cuerpos y la materialidad sufrirán las consecuencias por no asumir las reglas de una heterosexualidad obligatoria, siendo castigadas por la institución social, despojándonos de los derechos básicos como la atención médica, el trabajo digno, la educación, entre tantas, pero lo más grave es el despojo a la posibilidad de ser sujetas coherentes en nuestras identidades y en consecuencias reconocidas.
Estar reunides acá no es darle continuidad a nada, no queremos estar más en esta situación, nos duele el cuerpo de tanta paliza. Queremos poner en agenda la problemática, pero eso implica considerar más allá de lo afectivo. Al feminismo, al movimiento, a la militancia y el activismo: sus besos, sus abrazos y sus afectos son de suma importancia; pero no nos basta porque creemos que todo eso es fundamental cuando va acompañado de acciones concretas, que impliquen estrategias diseñadas como políticas de resistencia, queremos que adopten nuestra lucha como propia.
Es necesario pensar y activar sobre las emergencias, sin embargo estoy segura y considero que es una emergencia estas instancia, el diálogo colectivo sobre los modos en el que activamos y nos vinculamos, a lo que nos exponemos, con quiénes y desde dónde. Me pregunto ¿están habilitada nuestras voces?, y nuevamente ¿desde dónde?
Me preocupa el cómo seguir, las alianzas, la empatía. Nuestras compañeras están desgatadas, la realidad demuestra que los cambios a 6 años de la aprobación de la Ley de Identidad de Género, han sido esporádicos y a cuentas gotas. La violencia se incrementa no solo en quienes están en la vereda del frente sino en nuestro mismo movimiento con marcados intereses individualistas, partidarios y con una empatía de techo bajo cuando nos piensan a las travas como igual. Me duele el saber que llego a casa y tengo un plato de comida, las condiciones para darme una ducha caliente y sábanas limpia dónde dormir, y en ese mismo momento miles de compañeras están paradas en una esquina, con frío o calor, esperando que cualquier machirulo les ofrezca unos sucios pesos para sobrevivir.
¿Dónde están las soluciones para las problemáticas que fueron planteadas como fundamentación para la Ley 26.743? No existen. Si se cambian los paradigmas de existencia y se acaba la violencia contra las personas trans, travestis, transexuales y transgéneros, estoy segura que para todas las violencias que he padecido y padezco cotidianamente, en ningún momento me piden el documento para acreditar si soy merecedora de ellas. Las recibo igual. Si me identifico como travesti hoy, tiene que ver con una posición política de enumerar otra categoría que tiende a cuestionar el binarismo de lectura de los cuerpos como antes mencioné. Yo demando reconocimiento de la categoría travesti como femineidad posible, pero demando ante que nada que ese discurso en nuestro movimiento sea traducido en acciones de resistencia, porque el feminismo será diverso o no será.
Debemos replantearnos, revernos y analizarnos críticamente en cómo sigue la lucha. Nos duelen los slogan irreales, nosotras nos estamos cagando, nos estamos muriendo, nuestras luchas son para reparar esos pactos y lazos rotos.
Creo en estos espacios e instancias porque la construcción de discursos son generadores de realidad y también motores del sostenimiento del inconsciente colectivo. Por lo tanto, poner en cuestionamiento qué se dice y cómo lo practicamos, es poner en cuestionamiento la realidad que se nos presenta como la única posible y dejar de invisibilizar a quienes los poderes hegemónicos han decidido que constituyamos la periferia. Y también es dar cuenta de que, al fin y al cabo, nosotrxs también tenemos una voz y que esta también construye realidades.
En los últimos años, el fenómeno de visibilización de las temáticas de género y el feminismo ha nucleado a muchas personas dando aliviadoras respuestas a la opresión sentida, a las desigualdades todas, a las violencias. A partir de los encuentros de mujeres, paros, asambleas y más, se crearon espacios de sororidad. Esto lo abrazamos y festejamos todas las feminidades.
Y más aún cuando las personas travas y trans pedimos aunar luchas, ya que somos víctimas de un mismo sistema. Lo que castiga el sistema patriarcal es, entre otras cosas, el cuerpo socialmente leído como femenino: devenir marica, androginx, ambigux.
En conclusión, esta tirada de oreja no significa que me sienta sola, yo ya no estoy así. Días atrás hablaba con la Naput y nos preguntábamos qué hacíamos con tanta ira, con tanta furia. Ambas coincidíamos con que nos daba miedo el contexto en el cual estamos viviendo, ella me expresó que tenía miedo a que nos silenciaran y a la distancia me abrazó valorando mi reacción antes los agravios. Eso es consecuencia de sentirme contenida, empoderada, que a pesar de estas imparcialidades puedo decir que no estoy sola.
Yo ya no me siento sola realmente y acá recuerdo uno de los tantos viajes repartiendo forros camino a Concepción del Uruguay, como siempre comento. Subí a un camión en la estación de servicio YPF en Nogoyá, era un hombre de unos 50 años quien me levanta, corpulento, de cabellos colorado, llevaba una gorra verde; esa cara no la olvido más.
Al principio todo fluía, con total ingenuidad le comentaba sobre mi vida, por qué me escapaba de mi familia y los por qué luchaba en contra de esa desigualdad que a temprana edad ya percibía. No sé porqué pero tal vez intentaba interpelarlo, sensibilizarlo sobre nuestras realidades.
Pasando Rosario del Tala comenzó a preguntarme otras cosas y en otro tono esas preguntas cada vez se intensificaban. La charla ya se tornaba en acoso, manifestándome sus deseos, su odio y sus expresiones violentas.
Se me pasó por un momento decirle algo, no podía decirle a nada, si gritaba nadie escucharía estaba en plena ruta y muy de noche, a su vez pensaba que posiblemente podía frenar al costado de la ruta y hacerme algo. Mi cerebro maquinaba, pensaba si zafaba de esa, si volvería abrazar a mi mamá, era miedo y el peor de los temores. La angustia, el Dolor, la desesperación, la noche viento amagaba con bajarme del camión hasta llegamos a la estación en Basavilbaso en donde me baje y me fui aturdida.
Fecha: 23/03/2018