La cuarta edición de las Jornadas de Educación a Distancia en el Nivel Superior se realizó el jueves 11 y viernes 12 de agosto | Tras la apertura institucional y la conferencia inaugural de María Teresa Lugo y Roberto Igarza, se dio continuidad a la primera jornada con las mesas de discusión previstas por eje | En la segunda jornada participaron Roberto Aparici, Marco Silva y Julieta Rozenhauz
Las Jornadas impulsadas desde 2017 por la FCEDU vuelven a tener lugar en nuestra casa de estudios, esta vez, bajo el lema: “Virtualidad, pandemia y después: transformaciones en educación superior”. Durante dos días y en modalidad híbrida, especialistas en el campo disciplinar de la educación a distancia, así como docentes y equipos de gestión universitarios, expondrán y conversarán en mesas de discusión, paneles y conferencias especiales.
La apertura institucional, llevada a cabo el jueves 11 de agosto, estuvo a cargo de la decana de la FCEDU, la doctora Aixa Boeykens; de la directora de la Especialización en Producción de Contenidos y Ambientes Digitales Educativos, la magíster Gabriela Bergomas y del licenciado Mauro Alcaraz, por parte del Área de Educación a Distancia, espacios desde los que se organiza este evento.
La decana Aixa Boeykens hizo hincapié en la importancia del evento en términos de reflexión y encuentro: «La pandemia nos convocó a trabajar rápidamente con los entornos virtuales, pero ésto no necesariamente significó que reflexionemos sobre las prácticas pedagógicas. Actualmente, la presencialidad nos desafía otra vez a interrogarlas».
En tanto, Gabriela Bergomás destacó la llegada de la convocatoria: «Es un orgullo la respuesta que hemos tenido de parte de tantas universidades, que participan con trabajos y presencias diversas», y asimismo remarcó la alegría de que estén participando con sus propias experiencias graduadas, graduados y estudiantes del posgrado que dirige, la primera carrera exclusivamente virtual de la FCEDU.
Por su parte, Mauro Alcaraz comentó que en la última edición, realizada de manera virtual en 2020, en el contexto de excepcionalidad de la pandemia, «nos encontramos, con grata sorpresa, con que empezaban a participar docentes y equipos de gestión de todo el país. En ese momento 25 universidades y 250 participantes». En las jornadas que comenzaron este jueves, «hay 37 universidades nacionales participantes, también algunas privadas, más de 60 trabajos presentados y más de 400 personas inscriptas», expresó.
En este sentido, Alcaraz remarcó que «se escucha mucho decir que lo que empezó en la pandemia llegó para quedarse. Desde nuestros espacios, pensamos que hay que tener una mirada crítica sobre estas afirmaciones, porque hay mucho que se estaba construyendo previo a la pandemia; y porque, precisamente, estas jornadas se proponen pensar y replantearnos la transición que estamos viviendo, la pospandemia, propiciando sobre todo el derecho a la universidad».
A continuación, la magíster María Teresa Lugo y el doctor Roberto Igarza, docentes e investigadores en nuevos medios, tecnologías digitales y educación, encabezaron la conferencia inaugural.
El derecho a la educación superior
María Teresa Lugo es licenciada en Ciencias de la Educación por la UBA y magíster en Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación por la Universidad de Barcelona. Es profesora invitada en universidades nacionales y extranjeras, investigadora en tecnologías digitales y educación y consultora de organismos internacionales y nacionales en planificación y evaluación de políticas TIC en educación para América Latina. Participó del panel inaugural de las jornadas de manera remota.
Su conferencia analizó, con énfasis en el planeamiento y apuntalando siempre la importancia del derecho a la educación, cómo amplió la pandemia una brecha preexistente al 2020 en América Latina y la importancia de trabajar pensando a la tecnología «como bienes públicos». Asimismo, remarcó que «no hay que confundir tecnología con calidad educativa» al tiempo que señaló: «Cuando hablamos de derechos y de garantizarlos, eso implica una mirada mucho más transformadora acerca de las necesidades pedagógicas, pero también –y yo creo que esto es algo que la pandemia nos está dejando como aprendizaje– hacia lo que es la información administrativa necesaria para uno de los desafíos clave: sostener las trayectorias académicas interrumpidas e intermitentes que estamos teniendo entre nuestros estudiantes».
La futuridad de la presencia
Roberto Igarza es doctor en Comunicación Social por la Universidad Austral, docente de posgrado en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de Rosario, donde dirige el Programa de Investigación en Educación Ubicua. Investiga los cambios en la producción, difusión y hábitos de consumo de contenidos culturales y es autor de libros y diversas publicaciones científicas; además, dirige la Colección Futuribles en Editorial La Crujía.
En su exposición, dejó múltiples preguntas sobre los escenarios híbridos, la presencia en la virtualidad y la importancia de la conversación. «Me voy a referir particularmente a algo que me parece simbólica y prácticamente fuerte y vertebrador en este momento de la historia del campo de la educación, que tiene que ver con la presencialidad y con argumentos para pensar hacia dónde va la futurabilidad de la presencia», advirtió.
En este sentido, revisó algunos de los pilares que han configurado a la educación y que empiezan a trastocarse con los nuevos escenarios: «La modernidad que tanto usó al aula como dispositivo indispensable para el desarrollo de sus finalidades, trajo para la educación una obligación; empezó a estrecharse el vínculo entre aprendizaje y atención. Entonces, de ahí, la necesidad de una presencia –asistir cuenta– y de una disciplina».
A continuación, planteó algunos criterios para pensar criterios de presencialidad y aulas híbridas. «Hay elementos que hay que discutir, que podrían servir para evaluar criterios de presencialidad; si tomamos dos grandes grupos, la institucionalización y suficiencia de la percepción, uno tiene que ver con la responsabilidad de la institución, la administración de la sala, el registro de la asistencia y de la participación; y el segundo gran grupo supone que para la situación de aprendizaje haya al menos un docente en el aula híbrida, facilidades para la interacción para una participación igualitaria, identificación permanente entre sujetos, visualización simultánea de todos los participantes de la clase y una sincronía, es decir, video-presencia verificable con cámara encendida y audio de respuesta. Estas son preguntas, no hay ninguna recomendación ni sugerencia, son preguntas a la hora de determinar modelos de hibridez», sintetizó.
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