Mucho antes de entrar a la carrera de Comunicación Social ya sabía que quería estudiar eso y trabajaba en una empresa, donde logró abrir un área específica de marketing y publicidad | A partir de allí ha estado vinculada, especialmente, a la comunicación corporativa con su propia Consultora | También se desempeña en el ámbito público y en la docencia universitaria, sobre todo, vinculada a la comunicación política | La experiencia de Anabel Waigandt, en primera persona
Anabel Waigandt es oriunda de General Ramírez, Entre Ríos. Su historia con la comunicación, dice, «empieza muy tempranamente, allá por los 14 años». Encontró el plan en una de las guías de las carreras y «fue un amor a primera vista»: «Me encantaba todo, todas las materias. Desde ese momento empecé a soñar con estudiar Comunicación Social. De hecho, en la secundaria participé de varias iniciativas asociadas al tema; fundé una revista con otro grupo de compañeros, hacíamos coberturas, ilustraciones. La revista tenía un padrino, que era el Director de un semanario importante en el interior, en fin, siempre tuve una vocación muy grande».
En 1995 entró a la facultad y venir a Paraná «significaba un montón de cosas»; vivir sola, irse de la casa de los padres. El primer año compartió casa con «quien había sido docente mía en la secundaria en Ramírez» y, tal vez, fue una buena manera de hacer la transición. «El tránsito por la FCEDU lo recuerdo con mucho cariño, fue una época de gran aprendizaje, de encontrar mucha gente con una vocación común, con intereses similares».
En los 90 la carrera de Comunicación era multitudinaria: «Éramos muchísimos, muchas comisiones, fuimos 500 ingresantes, inclusive había gente de todos lados. Mis mejores amigos, en ese momento, eran de Jujuy, de Viedma, entonces fue realmente una vivencia desde todo punto de vista muy interesante».
Desde tercer año de la secundaria ya trabajaba en una empresa agropecuaria, en la parte de contabilidad. «Cuando me inclino definitivamente para el lado de la comunicación, inauguré un Departamento de Marketing y Publicidad. Por la relación con esa empresa y porque ya mientras estudiaba, con otras personas, fundamos un estudio de diseño gráfico, primero; y una agencia de publicidad después, me empecé a interesar muy fuertemente por lo que es la Comunicación Corporativa o lo Institucional y la Publicidad, que no era un tema muy desarrollado en la facultad. Particularmente, me interesaba por un trayecto laboral que siempre acompañó la formación universitaria», cuenta.
Fue ayudante de cátedra del Taller de Gráfica y trabajó con Raúl Beluccia, como director de su tesis, en una investigación sobre «las posibilidades del egresado de Comunicación Social en el universo de la comunicación empresarial o institucional». Acerca de eso, cuenta: «Estamos hablando de los primeros años del 2000, hace mucho tiempo, y hoy en realidad, eso ha evolucionado un montón. Veo con alegría que los comunicadores nos hemos insertado en las empresas y en las organizaciones y hoy es una figura que es necesaria, no solamente en los ámbitos públicos sino que también en las organizaciones empresariales«.
Mi vida en la Facultad
«Tengo muchísimos recuerdos de la facultad e, insisto, con mucho cariño y un enorme agradecimiento porque tuve la suerte de tener unos profesores maravillosos. La tuve a Patricia Terrero, a Topff, a Pablo Yulita, a Lambruschini, al gran Alfieri –porque hice los Talleres de Redacción y de Gráfica–. Fue una gran suerte en ese sentido».
Anabel recuerda que hacia el año 2000, junto a compañeros y compañeras de la carrera, iniciaron el proyecto de una agencia de publicidad que llamaron Integral. «Lamentablemente, nos tocó pasar por la crisis del 2001, con lo cual no pudimos sostener ese proyecto tal cual lo habíamos pensado».
A partir de allí, siempre siguió trabajando en consultoría y comunicación de empresas. «Es un servicio profesional que sostengo desde hace ya 20 años. Hoy somos un equipo, que varía en función de los proyectos. A veces somos más personas, a veces menos. Sin una estructura física importante, sino aprovechando las nuevas herramientas del teletrabajo y la tecnología, cada uno desde su lugar, dependiendo del proyecto que se trate».
Trayectoria laboral
«Me ha tocado trabajar con empresas de todo tipo», adelanta Anabel. De Paraná, de otras ciudades de Entre Ríos, de Buenos Aires y hasta de Mendoza.
Además, en el año 99 le surgió la posibilidad de hacer un asesoramiento en el Consejo Deliberante de la Municipalidad de Paraná; y, después de eso, «surge la posibilidad de concursar en el Área de Comunicación de la Defensoría del Pueblo». Desde ese momento transita un doble camino: «un trayecto por el lado de la Comunicación Empresarial y otro por el lado de la Comunicación Pública. Siempre sostuve este doble espacio laboral y de formación».
Hizo un posgrado de Comunicación Corporativa en la Universidad Austral y, después, un posgrado de Comunicación Política en Rosario.
En la Municipalidad de Paraná ha trabajado en distintos espacios: el Concejo Deliberante, la Defensoría del Pueblo, también fue directora de Prensa, actualmente es auditora de Comunicación e Imagen en el Departamento Ejecutivo de la Municipalidad. «Tengo algunos proyectos específicos a mi cargo, como por ejemplo el proyecto de Marca Ciudad que, de alguna manera, retoma el área que más me gusta de la comunicación; el área de la identificación institucional, de las marcas», remarca.
Desde el año 2013, además, empezó a trabajar en docencia, específicamente, en una cátedra de Análisis del Discurso y Comunicación Política en la carrera de Ciencias Políticas de la Facultad de Trabajo Social – UNER. También ha trabajado en distintos seminarios de comunicación gubernamental. En este sentido, comenta: «Estamos con un proyecto de Especialización en Comunicación Política, que va a estar disponible en la UNER y que, entiendo, se va a cristalizar este año. Ojalá, porque creo que necesitamos ese tipo de propuestas más cerca sin la necesidad de tener que trasladarnos».
De modo que, actualmente, «mi desempeño profesional está en estos tres ámbitos: en el Municipio, en la Universidad y siempre con la Consultora en distintos proyectos de índole particular o privado», resume Anabel.
Desde la Consultora, trabaja principalmente en diagnósticos situacionales de la comunicación de organizaciones y empresas ,»que incluyen distintas herramientas de comunicación, encuestas, grupos de enfoque, observación, análisis de información secundaria. En función de los diagnósticos, planteamos estrategias de identidad y planes de comunicación, que siempre son adaptados a las necesidades de posicionamiento e imagen de la empresa u organización de la que se trate. Generalmente le ponemos un énfasis muy importante a esto de lo metodológico, trabajamos con planes y evaluaciones semestrales o anuales, para replantear objetivos». En general, «tenemos una cartera de clientes más o menos estables, de empresas de distinto porte».
En el ámbito público, por su parte, hay un área donde ha trabajado en mayor medida: Gobierno Abierto. «Si bien es un paradigma de gestión pública que incorpora la perspectiva de la transparencia, colaboración y participación, yo siempre entendí que la comunicación tenía mucho que hacer dentro de esta mirada. He tratado de colaborar o ayudar para que las distintas reparticiones incluyan este paradigma de gestión pública».
Finalmente, «soy mamá, tengo dos niños, vivo en Crespo pero trabajo en Paraná, así que bastante ajetreada es la cotidianeidad», admite.
«Todos los años confirmo mi vocación por la comunicación –destaca Anabel–. La verdad que siento que tengo la suerte de trabajar en lo que me encanta y me hace feliz. Esta profesión es todo un desafío, ha cambiado mucho desde nuestro paso del Taller de Redacción, desde nuestra máquina de escribir a un universo marcado por lo digital. La verdad que no tiene nada que ver el ejercicio de la profesión hoy 2021, con lo que pensábamos, estudiábamos y trabajamos allá por el noventa y pico. Sin embargo, los grandes conceptos, la base, los fundamentos del pensamiento crítico y la metodología, que en definitiva es lo que a uno le va permitiendo seguir actualizándose, es parte de todas las cosas que nos dejó la Universidad. Son las herramientas para, justamente, seguir aprendiendo».