María Otarán es Licenciada en Ciencias de la Educación por la FCEDU y Máster en Políticas Públicas para la Educación | Estudió en los 90, comenzó su inserción laboral en Neuquén y hace diez años regresó al litoral | Su trayectoria está implicada en distintos niveles educativos y múltiples desafíos ligados al planeamiento en educación | Su experiencia, en primera persona
Es oriunda de Paraná, «es decir que estudié en mi propia ciudad y en la época que ingresé fue provechoso». Siguió viviendo en la casa de sus padres, con un rol de hija abocada al estudio: «una familia de clase media, en la que nos inculcaron la idea de tener un estudio universitario».
Ingresó en los años 90, «una época bastante particular a nivel país». La decisión de hacer la Licenciatura en Ciencias de la Educación no la tenía resuelta al iniciar: fue apareciendo en el trayecto de la carrera, con algunas señales.
María dice que recordar la época de estudiantes le genera muchas sensaciones: «Es una época muy entrañable para mí por un montón de motivos; por los compañeros de estudio que tuve y tengo, porque son amigos que conservo hasta hoy; por los docentes; por la época misma». Ésa época de la vida: «El conocimiento… eso que te dicen del conocimiento me partió la cabeza, sentí que todo era posible, que el conocimiento me corría un velo, que me permitía ver posibilidades insospechadas a través de la intervención, la búsqueda de nuevos saberes. Encontré ese lugar de asombro en términos bien aristotélicos».
Además, descubrió que «la educación es una herramienta que me permitía situarme como un sujeto social, abrir nuevos horizontes, crear la posibilidad de una realidad mejor, así lo viví realmente en mi época de estudiante. Aún lo creo, a pesar de las cosas que a uno le han pasado en el camino«, sostiene María, a contrapelo de que todo pasado fue mejor, que el entusiasmo sólo es una parte de la vida.
En la Facultad también encontró un espacio de militancia, «para pensar en otras posibilidades, cambios en la sociedad y en la realidad en que vivíamos, en la misma universidad y en la educación».
Recorridos y aprendizajes
Al principio había elegido el Profesorado pero después se volcó a la Licenciatura: «No descarté ser docente, siempre fue algo que me gustó, pero creí que había espacios para realizarme, de inserción en procesos de Administración y Gestión Institucional que me interesaban más», reconoce.
En el recuerdo aparecen «docentes como Juanito Vilar, Susana Celman, Ossana, Caropressi, todos fueron maestros para mí. Germán Cantero y otros tantos que realmente me marcaron, me permitieron crecer, fueron generosos, nos brindaron su conocimiento, su mirada sobre la profesión. Había un ida y vuelta muy interesante, que seguramente seguirá estando ahora en la Facultad».
Reconocerme como productora de cambio, abrir caminos, pensar, debatir, diferir, enojarme, tener crisis, tener consensos, «en todas esas palabras se resume este recorrido que tuve que puedo recordar de mi paso por la FCEDU».
Los inicios en el campo laboral
Antes de graduarse, junto a algunas compañeras, tuvo una experiencia en la Universidad Nacional del Litoral (UNL): «Hicimos una pasantía en el Área de Planeamiento, recién creada en la UNL, y algunas otras experiencias en cátedras a cargo de Germán Cantero, que nos permitieron acercarnos y generar un vinculo con esa Universidad».
María señala que, tras egresar, no tenía tan claro qué hacer. Apareció entonces la posibilidad de insertarse en la Dirección de Pedagogía –llamada así en ese momento– que llevaba adelante el trabajo en relación a ingresantes de la Universidad. «Esta dirección dependía de la Secretaria Académica de la UNL. Mi tarea, en ese momento, fue vincularme con funciones de apoyatura técnica en relación al programa de ingreso y a la coordinación y el asesoramiento pedagógico de los docentes».
A partir de ahí inició un recorrido de trabajo en la UNL que permanece hasta el día de hoy. Aunque con un interludio de distancia.
El trabajo en Neuquén
«Las situaciones profesionales están ligadas a veces mas a la situación personal, que a lo que a una le gustaría hacer», destaca María.
Después de sus tres primeros años en la UNL, que reconoce como sus «primeras armas en planeamiento de la educación«, se mudó, por una situación personal a Neuquén «para comenzar de cero con lo que hace a la profesión. Viví unos 7 años allí, profesionalmente al inicio fue un poco complicado, porque es insertarse en un nuevo espacio, en una nueva ciudad, vincularse con gente. No conocía a nadie, era empezar de nuevo».
Allí trabajó en la coordinación académica de un Instituto Privado de Educación Superior, con carreras terciarias y profesorados, «que entonces ya se perfilaba como un Instituto que iba a tomar mucha fuerza en la región»: «Siempre trabajé en la educación pública, por ende iba con un montón de prejuicios en ese sentido, pero realmente rescato que fue un aprendizaje muy interesante vincularme con el sistema privado, con otras características, otras lógicas de trabajo, con colegas que venían de la universidad pública con quienes empezamos a realizar trabajos interdisciplinarios, con gente que no siempre acordaba porque la lógica era distinta». En síntesis, María advierte que la experiencia le sirvió para prender a «negociarcuestiones con una formación y estilos de gestión distintos».
La vinculación con docentes de la Universidad Nacional del Comahue le brindó un apoyo importante y se abrieron las puertas de otras instituciones: «Compañeros y colegas de allí me convocaron a trabajar en el Consejo de Educación de la Provincia de Neuquén, en el área de formación docente de las instituciones terciarias. Fue un trabajo muy lindo, que me permitió conocer el interior de la provincia».
También hizo docencia en instituciones dependientes de la Municipalidad, «con orientación en danza, por ejemplo. Dí asignaturas tales como Didáctica. Me mostraron un contexto totalmente diferente en cuanto a la formación».
De regreso
Volvió a instalarse en Entre Ríos y, a empezar otra vez, en el 2010: «Hace 10 años que estoy por Paraná y por el Litoral».
«En principio empecé a hacer algunas cosas chiquitas, vinculadas con el Área de Posgrado de UNL, en la Facultad de Humanidades y Ciencias», hasta que la convocó en aquel entonces el Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (FIUNER) para trabajar en lo que sería el Proyecto de Desarrollo Institucional: «Esa fue una experiencia muy positiva, muy interesante. Puse en juego el trabajo que hace una Licenciada en Ciencias de la Educación, más que nada en la orientación nuestra que es Planeamiento y Administración de la Educación. Fue un trabajo con todos los actores institucionales, de pensarse a un mediano y largo plazo como institución».
María cuenta que se pensaron estrategias de trabajo con estudiantes, comunidad graduada, con docentes; se revisaron las problemáticas ligadas a la extensión, la investigación, la docencia, la gestión. «Quizás el resultado final no fue lo que uno esperaba –reconoce–, pero el proceso de trabajo fue muy dinámico, muy enriquecedor, de mucha ida y vuelta, donde puse a trabajar todo lo aprendido en mi formación académica».
En paralelo, estuvo vinculada a la docencia en la UNL Virtual y empezó a trabajar en la Coordinación de la Licenciatura en Primeras Infancias creada en ese momento en la Universidad del Litoral.
En el 2013, la convocaron para trabajar en la Dirección de Escuelas de la UNL para trabajar con un equipo el proyecto de una futura Escuela Secundaria con orientación en Humanidades. «Para mí fue una de las experiencias y de los desafíos más grandes que tuve en mi tarea profesional –destaca–.Era la primera vez que trabajaba en este nivel. Fue pensar desde la escritura del documento y de los posibles ejes articuladores, pasando por las discusiones, los intercambios con un comité adhoc con todos los referentes de la Universidad, hasta lo que fue luego la inauguración y la puesta en marcha de la escuela».
María relata que la experiencia le permitió empaparse en un montón de nuevas discusiones teóricas respecto al sistema educativo, fundamentalmente, el Nivel Medio; pensar la enseñanza en el sentido epistemológico, así como las leyes y las propuestas aúlicas: «Volví a renovar esta sed de conocimiento y de reflexionar y pensar otra vez la educación. Fue una propuesta bastante innovadora que se puso andar en el 2014, de la cual fui parte como vicerrectora. Trabajé hasta el 2019 y ya hay dos promociones egresadas».
El trabajo de Gestión es otro tema que resalta: «Es un trabajo totalmente diferente, que implica poner el cuerpo todos los días en la escuela, con los chicos, los padres, los docentes. Era poner a andar una escuela nueva, con todo lo que eso implica».
En el transcurso, además, hizo una Maestría en Políticas Publicas para la Educación, trabajó en Instituciones de Educación Privadas de Formación Docente hasta que en el 2019 la volvieron a convocar en la Secretaría Académica y de Planeamiento de la UNL «para hacer otro tipo de trabajo, más vinculado a aspectos que tienen que ver con la centralización de las acciones universitarias, en el nivel de grado». Allí se desempeña hasta hoy.
Contexto actual
«En este momento de aislamiento, la educación virtual es un nuevo desafío», sugiere María. «Si bien el trabajo virtual se viene desarrollando desde hace muchos años en la UNL, donde yo trabajo, no todos estábamos preparados en los medios y dispositivos que se requieren para un en trabajo remoto».
En la cotidianidad de la casa, buscar el espacio necesario para crear ese ambiente educativo «realmente me parece muy interesante»: «Son otras maneras de llegar a los estudiantes y de compartir y generar conocimiento, pero me pasa que extraño ese ida y vuelta, más en Ciencias Sociales, donde se trabaja mucho sobre las conversaciones que se producen dentro del aula, con el intercambio».
La conclusión de la charla es que «hay que aggiornarse a los tiempos y a lo que nos exige esta nueva situación».