La directora y guionista cordobesa radicada hace diez años en Capital Federal, Agustina Comedi, visitó Paraná para presentar su ópera prima, «El silencio es un cuerpo que cae» (2017) | Se trata de un documental realizado a partir de filmaciones caseras registradas por su padre | El film relata a través de la historia de aquél, la clandestinidad de la comunidad LGBTI en los primeros 80 –aún en organizaciones políticas– y sus líneas de fuga | La presentación fue en el marco del VII Coloquio de Educación, Sexualidades y Relaciones de Género desarrollado en la FCEDU | El film estará en cartel hasta el miércoles 12 de diciembre en el Cine Rex
«Jaime filmó todo, incluso su propia muerte», anticipa la sinopsis. Después de ver el trailer, esa frase encuentra una voz que la dice: la voz de la propia Agustina Comedi, guionista y directora de «El silencio es un cuerpo que cae» y –detalle principal– la hija de Jaime.
Ella está presente durante toda la película, como en situación de montaje. Para la cinta donde hace falta, señala, introduce anotaciones, a veces las pronuncia. Está recuperando su historia: la suya, la de su padre y la de una generación diezmada por la clandestinidad, la represión, después el sida, después el después. Tres décadas maravillosamente contadas a través de material en VHS registrado por el propio Jaime y entrevistas a familiares, amigas y amigos que lo conocieron en su juventud, cuando todavía vivía esa parte de Jaime que se murió para siempre cuando ella nació, según cuenta que le dijo un amigo de él, muchos años después.
Jaime fue militante de Vanguardia Comunista en Córdoba durante los 80. Las entrevistas relatan las represiones que debían enfrentar las personas de la comunidad LGBTI, tanto afuera como al interior de sus propias organizaciones. La homosexualidad era considerada una importación yankee que los y las militantes tenían que esconder, no sin culpa, dejando el deseo para los circuitos privados y clandestinos.
Animales encerrados, caballos desbocados, campo, escenarios de Disney, la mirada de un padre sobre su hija creciendo, los mandatos, las escenas familiares, el cuerpo escultural del David de Miguel Ángel milímetro por milímetro –que es, precisamente, la escena que inaugura la película. Según el relato de Agustina Comedi, Jaime se compró una filmadora Panasonic cuando se convirtió en padre. Desde ese momento, filmó todo el tiempo, incluso, hasta su propia muerte en un accidente, en el año 99.
«Yo estudié Letras. Más que la obsesión por la imagen, a mí me obsesiona cómo contar una historia», comentó Comedi al cierre de la función. En un crudo de 160 horas de filmación, encontró imágenes que le devolvieron la mirada de su padre pero, sobre todo, las fue a buscar: «En ese material no hay una película en sí, podría haber miles». En ese sentido, la historia de clandestinidad y silenciamiento resignifica cada jaula en contraposición a la extensión del campo o a los caballos indómitos de la doma.
De este modo, según Comedi, después de la intensa tarea de escritura, investigación, rodaje de las entrevistas y montaje del film, se encontró con el proceso complejo de «retirarse de la historia» al tiempo justo.
El público compartió sus impresiones al final de la película y la directora respondió preguntas que fueron desde el proceso de reconstrucción de la memoria hasta cómo fue para su madre afrontar el peso público de la historia. «Encontré mucha colaboración, sobre todo, de las mujeres. Muchas de ellas son como mis tías. A pesar de que al principio les costó hacer este link de que desvelar la historia personal tenía para mí un objetivo político, una vez que lo pudieron entender, se mostraron sin problemas. En cambio, algunos amigos homosexuales no quisieron salir en cámara», comentó Agustina, en relación a cómo la visibilidad es aún un temor para muchos. En cuanto al proceso de su madre compartió que «ella, después de mucho pensarlo, decidió no dar entrevistas» pero que «la película le gustó y comemos juntas para año nuevo», se rió.
Agustina Comedi nació el 10 de diciembre de 1986 en Córdoba y se desempeña como docente del Taller Audiovisual del Bachillerato Popular Raymundo Gleyzer. Asesora proyectos cinematográficos y está escribiendo su próximo largometraje, que también será un documental. «El silencio es un cuerpo que cae» es su primera película. Se estrenó en el 20° BAFICI, este año, donde obtuvo mención especial. También obtuvo premios del jurado en varios festivales internacionales. Actualmente, participa del Festival de Cine de La Habana.
“A veces me pregunto si decidí hacer esta película porque soy guionista y vivo de contar historias, o si quizás, soy guionista porque ésta es mi historia, y me entrené en el ejercicio de narrar eso que me constituía pero no podía contarse. Durante mucho tiempo me pregunté por qué no me alcanzaba con conocer la historia de mi papá, por qué tenía que hacer con esa historia una película. Creo que se debe a que la magnitud del gesto –hacer algo tan público– tuvo que ser inversamente proporcional a las dimensiones del secreto familiar”, dijo para el Suplemento SOY de Página/12 en instancias del BAFICI.
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