Martín Becerra se refirió brevemente a la redacción del proyecto de ley de comunicaciones convergentes, de la que participó convocado por la diputada Alicia Ciciliani, del Partido Socialista, que fue presentado en mayo en el Congreso de la Nación.
Luego, se centró específicamente en su materia como docente e investigador en políticas de comunicación y atendió a una noticia reciente: la semana pasada, los accionistas de la empresas Cablevisión y Telecom le dieron el visto bueno al proyecto de fusión que habían anunciado los directorios de ambas compañías en julio pasado. Ante ello, Becerra sentenció que lo asombraba la «falta de sorpresa que tenemos como sociedad».
Telecom + Cablevisión
¿Qué no nos sorprende? «Es un proyecto de fusión que tal y como está hoy redactada la normativa, muy retocada por decretos y resoluciones –contradictorios entre sí–, no debería ser permitida. Telecom y Cablevisión no pueden ofrecer el servicio de televisión por cable por fuera de Capital Federal, Rosario y Córdoba. Sin embargo, a nadie le sorprende que los accionistas de una compañía como ésta aprueben este proyecto de fusión, aún a sabiendas de que la normativa vigente está impidiendo buena parte de las actividades que son la crema del negocio. Lo raro y lo más interesante de todo es que sabemos, que damos por supuesto, que esta normativa va a cambiar para ser adecuada otra vez a las necesidades de los actores industriales más concentrados, en este caso, de la fusionada Cablevisión + Telecom», afirmó.
Sin embargo, apuntó a que «la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que es uno de los órganos estatales que tiene que entender en esta fusión, diga algo».
Más información sobre la fusión de Telecom y Cablevisión en el blog de Martín Becerra
Épocas de transgresiones en las políticas de comunicación
Becerra insistió en que «en la historia argentina, nunca tuvimos un periodo tan movilizado, tan intenso, tan transgresor de las políticas de la comunicación como en los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, y en el actual gobierno de Macri, por supuesto, con un sentido diferente de la transgresión. La producción regulatoria de este gobierno es muy alta».
Apuntó a considerar las políticas de comunicación teniendo en cuenta el carácter restaurador e innovador del actual gobierno: «Busca restaurar las condiciones de dominio de mercado y de subordinación de la lógica de regulación estatal al interés de los actores industriales más concentrados vigente hasta el año 2009″, por un lado. Y al mismo tiempo, «es un proyecto de transformación de lo existente porque acompaña la dinámica de la convergencia, precisamente, respaldando el interés de los ganadores de la convergencia y potenciando la asimetría entre esos ganadores y el pelotón que va detrás«.
En ese sentido, el especialista remarca constantemente la necesidad de analizar el carácter novedoso del proyecto actual. «No es pura restauración y llevar el tiempo atrás, hay novedad y una parte importante de los desafíos que tenemos en términos académicos es caracterizar qué hay de novedad en el proyecto de cambio cultural que presenta el gobierno actual«.
Allí, en ese marco, Becerra identificó cuatro variables para caracterizar el «experimento de políticas de comunicación actuales«. «En primer lugar, la alteración de las reglas del juego: son alteraciones vía decreto, por la vía unilateral del poder ejecutivo, sin dar marco de intervención a otros poderes estatales ni mucho menos al debate público. En segundo lugar, la convergencia. El tercer punto, es uno de los agujeros negros históricamente en la legislación: las profusas relaciones económicas entre el Estado y los medios de comunicación«, advirtiendo que «no hay mercado sin Estado». Y en cuarto lugar, «las tendencias macro de ajuste económico que impactan en el sector de medios de comunicación«, es decir, «el problema de que cada vez se recorta más el consumo cultural porque hay menos dinero en la calle».
¿Qué entendemos por convergencia?
Becerra, además, amplió la conceptualización de convergencia. Mientras que advirtó que «el gobierno tiene una comprensión rústica y tecnofílica de la convergencia«, remarcó que «la convergencia no es sólo un fenómeno tecnológico: es fundamentalmente social, cultural, tecnológico, económico, regulatorio». Las definiciones de convergencia no son neutras, abren un campo de posibilidades sobre qué hacer. Entonces, «uno de nuestros desafíos es definir qué es convergencia».
Por otro lado, el gobierno actual afirma que la convergencia aumentará la competencia y que «todos pueden hacer todo». Becerra afirma que esa distinción no sólo no es realizable, sino que no es lo mismo la convergencia para actores con o sin fines de lucro, entre una cantidad de otras condiciones. «Según el tipo de recurso que se use hay reglas de juego diferentes, no existe un todos pueden hacer todo ni todos tienen las mismas condiciones para competir«, afirmó.
Por último, advirtió que «la velocidad con que este gobierno desmonta la regulación previa no se puede divorciar de los errores en la aplicación» pero destacó que «el principal legado de la LSCA es la asociación entre comunicación, expresión, cultura y derechos humanos. Esa es una plataforma que excede con mucho las valoraciones que podamos hacer del período y es fruto de una construcción social, muy previa a 2009, y que no se diluye por la vía de decretos y resoluciones de Macri». De esa plataforma destacó especialmente como legado el estatuto legal que consiguieron los medios comunitarios en comparación con otros países de Latinoamérica.
«La principal tarea que tenemos frente a este nuevo tiempo en materia de comunicación y de información es exotizar lo doméstico, no ver en lo dado una mera réplica y aportar conocimiento e investigación al debate para que no tengamos como respuesta del lado de los universitarios al silencio o únicamente a la consigna», cerró.
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